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#ViajedeOtoño: Manual para viajeros

Después de varias entradas con este #ViajedeOtoño llega la ocasión de dedicar una entrada a los viajeros imposibilitados para viajar, a todos nosotros que no podemos viajar cuando lo deseamos. No se trata de una incapacidad física, sino de la realidad de convertirnos en viajeros en los momentos que queramos, en desarrollar nuestras ganas y necesidad de conocer otros países o ciudades distintos del que habitamos. Salir de nuestro entorno favorece nuestra capacidad de comprensión de otras culturas, nuestra adaptación a cambios y situaciones distintas de las habituales y enriquecen nuestra capacidad de resolución de problemas a la vez que desarrolla la empatía. Conocer otros mundos es una forma de conocer mejor nuestro mundo y desarrollar la tolerancia, nuestra capacidad de aprendizaje e incluso nuestra inteligencia.


El mundo en que vivimos, tan ajetreado, frenético y cronometrado de antemano hace que sólo podamos movernos de nuestro espacio vital en los momentos puntuales de las vacaciones, allá donde todos coincidimos en los mismos lugares. Pasar de ser simples turistas a convertirnos en viajeros que intentan conocer con profundidad el lugar donde van, mimetizarse con el paisaje, las costumbres o la cultura enriquece nuestra existencia y nos otorga la capacidad de disfrutar antes, durante y mucho tiempo después. Es una de los placeres más duraderos gracias a nuestra capacidad de evocación.



En esta entrada nos acompaña un texto que reproduce consejos para viajeros de la mano de una guía que recrea las formas de viajar sin viajar de dos escritores emblemáticos del siglo XX, Franz Kafka y Fernando Pessoa.




Nuria Amat impartió clases en la Escuela de Bibliotecarios de la Universidad de Barcelona, es autora de libros relacionados con Ciencia y Tecnologías de la Documentación, colaborando de forma habitual en distintos medios de comunicación. Es una penetrante e impenitente trotamundos que ha vivido en numerosos lugares tanto europeos como americanos (MéxicoColombiaEstados UnidosBerlín París). El texto que entresacamos pertenece a su libro Viajar es muy difícil.


¿Qué otra forma de viajar nos acompaña?
La obra musical que complementa y contrasta con esta guía viene de la mano de Gaetano Donizetti y una de las óperas mas entrañables y asequibles del repertorio, ideal para aquellos que quieren acercarse por primera vez al mundo escénico musical.
L'elisir d'amore (El elixir de amor) es una obra que nació casi por casualidad, fruto de un encargo de última hora que le hicieron a Donizetti para cubrir un hueco en la programación por el incumplimiento de un compromiso con otro autor. 



Según palabras del compositor al empresario: "Verá si tengo o no el coraje de crear una ópera completamente nueva en quince días. Le doy mi palabra, si Romani me ayuda con el texto". Y a éste último, su libretista: "Piensa, amigo mío, que tenemos una prima donna alemana, un tenor que tartamudea, un cómico con voz de chivo y un bajo francés que es un desastre, pero aún así debemos sentirnos orgullosos del encargo. Querido Romani, valor y ¡adelante!" 
Con estos mimbres, sacó adelante su L'elisir D'amore, de la que hoy traemos a nuestro personaje. Se trata del militar Belcore, viajero por necesidades de trabajo que busca en cada pueblo, rincón o ciudad por las que pasa el amor de las más bellas lugareñas. En el caso de esta obra, llegando incluso a casarse con ella antes de partir a otro lugar.
Su entrada, precedida de una marcha militar -que Donizetti copia de su Alahor en Granada- describe al personaje mostrándolo como el hinchado, pretencioso y vulgar sargento que es. Dos versiones lo retratan de muy distinta forma, tanto en lo descriptivo como en lo musical.




La primera es histórica, una grabación en formato fílmico de 1947 de uno de los más grandes barítonos de la mitad del siglo XX, Tito Gobbi. Cierto que la calidad del sonido no ayuda, pero podemos ver cómo presta un porte elegante al personaje con un fraseo, una pronunciación y un estilo a la hora de cantar que en la actualidad no se observan mucho. Como documento histórico tiene un valor innegable. 



La siguiente interpretación pertenece a la ya histórica producción de 2005 de la Staatsoper de Viena con la presencia de Anna Netrebko Rolando Villazón en los papeles protagonistas de Adina NemorinoIldebrando d'Arcangelo como el Doctor Dulcamara y Leo Nucci que es quien da vida a Belcore. La interpretación está más decantada hacia la búsqueda del lado cómico del personaje y vocalmente es muy distinta a la anterior, cómodo en la zona media de la voz, algo más justo en la zona alta y con un estilo menos adornado.

Siendo cada una totalmente distinta a la anterior, ¿con cuál te quedas? 

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#ViajedeOtoño: Viena, en el corazón de Europa

Hay lugares que no sólo muestran lo que son. En ellos podemos vislumbrar lo que fueron en distintos momentos, qué personajes transitaron por ellos, qué papel jugaron en la historia, qué acontecimientos transcurrieron por sus calles, sus edificios, sus gobernantes o sus habitantes.
Vida y movimiento, sufrimiento y equilibrio, desgarro y felicidad. La esencia de la vida está presente allí donde aparecemos los seres humanos.
Visitar una ciudad y quedarnos con sus centros comerciales, sus restaurantes de multinacional que están presentes con la misma imagen en todas las ciudades y no aprehender su cultura, su historia, lo que nos cuentan sus edificios, sus rasgos característicos, es desaprovechar una visita perdiendo la oportunidad de apreciar decenas de miradas distintas e interesantes.
Seguimos nuestro #ViajedeOtoño después de varias entradas acercándonos a una ciudad tan apasionante como VienaDos miradas nos acercan la capital centroeuropea. Por un lado nos acompaña el escritor Stefan Zweig, uno de los más prolíficos y populares ensayistas, biógrafos y novelistas de la primera mitad del siglo XX. La música viene de la mano de Richard Strauss y pertenece a uno de los momentos claves de su ópera El Caballero de la Rosa.
En Viena podemos encontrar la mirada a la ciudad actual, viva, más cerca de una metrópoli que de una simple capital, sede de organismos internacionales y con una gran vida cultural. También podemos vislumbrar la ciudad del pasado, del siglo XIX y comienzos del XX, capital del Imperio Austro-Húngaro, donde aún podemos pasear por la Ringstrasse, acercarnos a los palacios de Schönbrunn, Hoffburg o Belvedera. Oír música en el Musikverein en su sala dorada, donde se celebra el conocido Concierto de Año Nuevo; o en la Staatsoper, una de las salas de ópera más prestigiosa del mundo, para la que han compuesto, han dirigido o interpretado prestigiosos compositores, músicos, cantantes y directores. Desde su popular Naschmarkt, un popular punto de encuentro de jóvenes y mayores donde se puede apreciar la gastronomía de distintos puntos y culturas de nuestro planeta. En sus proximidades podemos encontrar el pequeño teatro An der Wien, donde Mozart estrenó su Flauta Mágica y Beethoven Fidelio y la mayoría de sus sinfonías. El interior de la Ringstrasse acumula una enorme cantidad de edificios cargados de historia coronados por la Stephansdom, su inconfundible catedral.
Viena, como otras muchas ciudades, tiene una gran cantidad de miradas de distintas épocas que nos ofrecen su historia, su cultura y el pálpito de su vida actual.



 La vida de Zweig vida está marcada, como tantos, por la sucesión de conflictos bélicos, el exilio y la certeza de la pérdida de su identidad entre la que contaba con el europeísmo que siempre mantuvo. Su habilidad para comprender el sufrimiento de las personas era formidable y supo transmitirlo en su obra. 






 En esta ocasión el texto pertenece a su libro El mundo del ayer, una obra en la que recuerda el sueño compartido por su generación de una Europa en paz unidad por el arte y la cultura. Zweig, amigo de Sigmung Freud y Richard Strauss entre otros muchos intelectuales y artistas, erige en la voz de toda una generación de pensadores y artistas que fue derrotada por la barbarie y la inhumanidad que asoló a todo el continente.


Tras esta dura mirada, la música nos acerca a Viena de una forma más amable de la mano del muniqués Richard Strauss, sin ningún lazo familiar con la conocida familia de músicos austriacos. Strauss, que había revolucionado el mundo operístico de comienzos de siglo con Salomé Electra, decidió realizar una obra al estilo de Mozart. Los personajes y las situaciones están en la línea de las obras del autor de Salzburgo. El personaje de Octavian está interpretado por una mezzo igual que el Cherubino de Las bodas de Fígaro, mientras que La Mariscala recuerda a La Condesa. Hay entradas, salidas, parientes que aparecen, confusión de papeles y griterío. Incluso algunas notas homenajean temas de otras obras suyas. 
En el post ¿Cómo ha podido suceder? hacíamos una aproximación a esta obra a través del personaje de La Mariscala.






 El libreto, como el de otras óperas es obra de Hugo von Hofmannsthal y se estrenó en Dresde en 1911. Uno de los momentos culminantes de la obra es el momento en que, siguiendo una costumbre de la época, un joven aristocrático, Octavian, lleva una rosa de plata a Sophie en nombre del barón Ochs, su novio, un arrogante aristócrata arruinado que desea con ella un matrimonio de conveniencia. Cuando Octavian Sophie se encuentran el uno frente a la otra, los dos muchachos sienten algo extraño, una indescifrable turbación. Él queda encantado por la gracia de ella y se refrena con esfuerzo para no reaccionar encantado por su gracia y se refrena con esfuerzo para no reaccionar cuando el tosco barón intenta besarla ante todos.








Strauss consiguió lo que llamó el tono de la plata, una delicada mezcla de tonos agudos a cargo de tres flautas, tres violines, un arpa y una celesta, con el que quiso traducir al lenguaje musical el brillo de la plata y el motivo decorativo de la rosa, típicos del estilo Jugensdstil, del que Gustav Klimt es el más conocido representante en pintura.


El enlace pertenece a una representación de la Viena State Opera de 1984 con Anne Sopfie von Otter en el papel del joven Octavian y Babara Bonney en el de Sophie. En su inicio, tras el acorde con el que comienza, nos han querido recrear una escena casi estática semejante a un cuadro de la época.




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#ViajedeOtoño: Un paseo por Egipto

Hay veces que parece que el tiempo juega a adelantarse o a retroceder. En algunos momentos nos da la impresión de que lo anterior es más nuevo o, por decirlo de alguna manera, más civilizado que lo que es reciente o actual y, al contrario, lo que ahora ocurre se nos antoja atrasado, bárbaro o caduco y, en ocasiones, incluso se nos antoja atemporal.
En esa entrada del #ViajedeOtoño te propongo un paseo por las tierras que recorren el Nilo, un viaje hacia atrás y hacia adelante en Egipto, desde el antiguo al actual. Nos acompañan en el mismo dos autores tan distintos y distantes como lo puedan ser un finlandés y un egipcio, Mika Waltari y Naguib Mahfuz. La música correrá a cargo de uno de los grandes de la historia operística mundial, Verdi y su faraónica obra Aída.
Después del descubrimiento de la cultura egipcia por parte de Napoleón y sus tropas e historiadores, a quién no nos ha llegado a seducir en algún momento el conocimiento de la cultura, la vida y las costumbres de los habitantes del antiguo Egipto, sus templos, pirámides, rituales, la escritura jeroglífica o el uso de papiros, todo ello pasado al imaginario popular a través de libros y películas donde se desarrollaban los conocimientos que se tenían sobre el tema.


Mika Waltari es, posiblemente, el escritor finlandés de más reconocido prestigio, un autor que se movió en distintos géneros literarios, pero reconocido mundialmente por su novela Sinuhé, el egipcio, un relato histórico ambientado en el impero del Akenatón en el que retrata al faraón como el profeta de un dios único y justo, ante la oposición de un grupo sacerdotal corrompido en su poder. Para esta su primera novela histórica estuvo documentándose durante una década, logrando un relato fiel y riguroso al contexto de la narración. Posiblemente no fue su novela más lograda, acaso lo sea El ángel oscuro, otra novela histórica ambientada en el Imperio Bizantino, pero Sinuhé sin duda fue la obra que más popularidad y reconocimiento le ha dado a su autor.

Sinuhé existió en realidad. La historia de este médico se encuentra recogida en varios de los documentos más antiguos que existen de la época de los primeros faraones. Pero no es este el protagonista de la novela, sino que, basándose en el relato conocido, Waltari dibuja un cuadro completo y complejo en el que el protagonista, apartado del mundo en su ancianidad, rememora la historia de su vida como él mismo dice, no para los dioses ni para los hombres, sino para sí mismo.
El texto que nos acompaña nos puede hacer dudar del tiempo en que ocurre. Podríamos presumir de que es actual y sucede en nuestros días, o acaso hace unos pocos decenios. También podríamos pensar que aún no ha llegado el momento en que pueda contarse, pues en muchos lugares de nuestro planeta es impensable un viaje como el que se relata, pese al determinismo de las últimas frases, que muestran el concepto de la época en la rigidez de los estratos sociales. ¿Viajó Sinuhé por unos territorios más seguros que en la actualidad?











Tras este relato que, en alguno aspectos puede ser intemporal, nos movemos entre las intrincadas calles que configuran la cosmopolita ciudad de El Cairo de la mano de un escritor local. Naguib Mahfuz ha sido el primer escritor en lengua árabe ganador del premio Nobel de literatura. Desde que a finales de la década de los años 40 publicara su novela El callejón de los milagros y su Trilogía (formada por Entre dos palacios, El palacio del deseo y La azucarera), que apareció una década después, Mahfuz dedicó su obra a la defensa de los valores universales, la libertad de expresión y la convivencia entre las culturas cristiana y musulmana. El hecho de apoyar el tratado de paz entre Egipto e Israel de 1979 y sus ideas de tipo laico hizo que fuera repudiado por algunos países árabes y llegó a sufrir varios ataques de los cuales perdió movilidad en un brazo, en la vista y el oído.



El callejón de los milagros es una novela por la que transitan personajes como el barbero Abbas, enamorado de la joven Hamida, quien desea casarse con un comerciante rico y otros que pasean sus desdichas y marcan el pulso de las calles, aunque la gran protagonista es la ciudad de El Cairo. De esta novela se hizo la película del mismo nombre, ambientada en México y dirigida en 1995 por Jorge Fons.  


Giuseppe Verdi recibió en 1869 una oferta para estrenar una ópera de ambiente egipcio en el Teatro Italiano de El Cairo. Ismail Pachá, riquísimo soberano de Egipto, esta dispuesto a pagar lo que fuera para que el más grande de los compositores de la época compusiera una ópera para poder competir con el Canal de Suez, un proyecto que Francia le había arrebatado a su antecesor. No fue el dinero, sino un argumento de apenas cuatro hojas, lo que convenció a Verdi de embarcarse en la composición de Aída. En él vio la fascinación por el antiguo Egipto recién descubierto por los europeos, una dramática rivalidad entre Aída y Amneris por Radamés y, posiblemente, una forma de reflejar sus ideas anticolonialistas. Se dedicó a estudiar en profundidad el tema egipcio, asesorándose por grandes expertos. Llegó incluso a emplear, junto a los clásicos instrumentos de metal, algunos nuevos, como las llamadas "trompetas de Aída" que tenían metro y medio de largo, con forma recta y sin pistones, utilizando en el estreno tres afinadas en La y otras tres en Si. Las primeras entonan la marcha al unísono y son contestadas por las otras.


Relieve de Akenatón y Nefertiti, Museo Arqueológico de Berlín


Esta ópera solemne, pero a la vez épica e intimista y apropiada para festivales fue estrenada en 1871 en El Cairo sin la presencia del compositor. Para el estreno en el Teatro Alla Scala de Milán, Verdi se ocupó de todos los detalles, incluidas las joyas de las protagonistas, aumentó el número de músicos para ganar en sonoridad, rebajó el nivel del foso para hundir a la orquesta (hasta entonces, los músicos estaban a la altura del público) y no permitió que entrara nadie al ensayo general. El estreno fue una de las noches de triunfo de Verdi que tuvo que salir a saludar en treinta y dos ocasiones.
Una de las piezas más conocidas y épicas de toda la ópera es la segunda escena del segundo acto en el que se entona el Gloria all'Egipto, una marcha seguida de una poco usual escena de baile. 






El enlace pertenece a una producción del Teatro alla Scala de Milán con la orquesta y coro titulares dirigidos por Lorin Maazel en la que se busca recrear el ambiente y colorido de las ilustraciones que se tenían de Egipto. Sin interpretar en esta escena, podemos reconocer a un joven Pavarotti.


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#ViajedeOtoño: Una góndola en Venecia

Hay ciudades únicas, irrepetibles en su situación, su espacio, su concepto tanto arquitectónico como vital. Son ciudades a las que deseamos visitar, conocer y, a nuestra propia manera, poseer, cuando menos una vez en la vida.
De estas ciudades, Venecia emerge, como ella misma en su laguna, entre las primeras que nos vienen a la mente. Una ciudad de la que todos hemos oído hablar, con sus canales, su Plaza y Basílica de San Marcos, el Palacio Ducal o el Teatro La Fenice



En este #ViajedeOtoño te propongo seguir nuestro recorrido por ciudades y lugares adentrándonos en Venecia. Un viaje que nos acerca a la antigua Serenísima República desde distintas vistas, como si se tratara de postales encadenadas a nuestros sentimientos, nuestra razón y nuestros conocimientos de la mano de dos escritores Thomas Mann y Alejo Carpentier y los compositores Vivaldi y Offenbach.



Nos acercamos a Venecia con un libro, una pequeña novela de poco más de un cien páginas del autor alemán Thomas Mann. El escritor, que llenó la vida literaria alemana de la primera mitad del siglo XX con la influencia capital de obras como Los Buddenbrook, una narración que publicó a los 25 años sobre varias generaciones de una familia de comerciantes burgueses del norte del país, La montaña mágica o Doctor Faustus.





Con La muerte en Venecia, que se publicó en 1912, Mann se adentra en la vida del escritor Gustav Von Aschenbach quien, en busca de la inspiración perdida, viaja a Venecia. La peste que invade la ciudad sirve como un símbolo de la decadencia y el ocaso del escritor e, incluso, del desvanecimiento de todo un mundo y un orden internacional a pocos años del comienzo de la Gran Guerra.
En el primero de los textos de La muerte en Venecia Mann nos dibuja la llegada de Aschenbach a la ciudad.



Unas líneas más adelante, una vez desembarcado, nuestro protagonista se traslada al hotel en una góndola, pasaje en que el escritor alemán nos hace sentir por momentos que viajamos en la misma embarcación.


 La novela vivió un nuevo reconocimiento cuando Luchino Visconti la llevó al cine en 1971 en una película en la que modificó algunos datos. El protagonista de Muerte en Venecia, Aschenbach pasa de ser escritor a compositor, buscando el parecido físico entre el actor que lo encarnó, Dick Bogarde, y el compositor Gustav Mahler. También se hicieron coincidir datos biográficos como la muerte de una hija del protagonista y del músico. Una de las señas inconfundibles de esta película es la banda sonora, entre la que destaca el adagietto de la 5ª sinfonía de Mahler. En el siguiente enlace, una versión del movimiento con la dirección de Herbert von Karajan acompaña, no las imágenes del film, sino una visita por la ciudad de Venecia. Si lo deseas, puedes seguir esta pieza en la música de Muerte en Venecia en este enlace: Escena final.
Como anécdota sobre la película se cuenta que cuando oyeron la banda sonora de Muerte en Venecia, un productor de Hollywood propuso que buscaran al músico que la había compuesto y le hicieran un contrato para trabajar con ellos, sin saber que Mahler había fallecido bastantes años antes y no se había dedicado a componer música para el cine.



Otro texto nos acompaña en nuestro viaje por Venecia extraído de una obra del escritor Alejo Carpentier, cubano de adopción y filiación. Entre obras grandes y ambiciosas como El siglo de las luces o El recurso del método, Carpentier alterna con obras como Concierto Barroco, una novela exuberante, una especie de divertimento del autor en la que mezcla algunas de sus pasiones como el conocimiento de la historia y su afición por la música y su indudable gusto por el mestizaje. Narrada como signo de lo real-maravilloso, paralelo al realismo mágico latinoamericano, Concierto Barroco es una obrita que no llega al centenar de páginas con una estructura musical en la que, con la excusa del viaje para asistir en Venecia al estreno de la ópera Moctezuma de Vivaldi, aparecen por la novela el propio compositor y otros coetáneos como Haëndel o Scarlatti. En el texto siguiente, los protagonistas asisten al concierto que tan singulares músicos improvisan en el Ospedale della Pietá del que era compositor de cámara Antonio Vivaldi. El texto está escrito en forma de un tiempo de allegro que, por momentos, llega a ser delirante.



A pesar de ser universalmente conocido como autor de Las cuatro estaciones, una de las obras más representativas de la música barroca, Antonio Vivaldi (el "cura pelirrojo" con que nos amenizaba e introducía en el mundo de la música clásica el carismático Fernando Argenta), llegó a componer varias decenas de óperas de las que actualmente se tienen registradas más de cincuenta de ellas. Son obras que impulsaron el desarrollo de este género musical y al que le dieron un impulso para pasar de los escenarios dominados por la burguesía y los focos del poder económico al gusto popular y a todas las clases sociales, aumentando así el grupo de aficionados a tan completo espectáculo.
Aunque estrenada en Roma, Il Giustino es una ópera de argumento pretendidamente histórico que comienza con la coronación de Anastasio como emperador de Bizancio y su matrimonio con la emperatriz Arianna. Si te interesa, puedes seguir su argumento en el siguiente enlace: Il Giustino.
Bajo el argumento histórico palpitan las pasiones humanas como el amor, la lucha por el poder, el campesino que acaba ascendiendo gracias a su valor y llega a terminar poseyendo la mitad del reino.





De esta ópera que, aunque se estrenó en Roma, posee el más puro estilo veneciano de Vivaldi te enlazo con el aria Vedró con mio diletto interpretada por Philippe Jaroussky, un contratenor que triunfa en el mundo vocal y que se está convirtiendo en embajador de la música del barroco, por ser esta la época en que más obras se compusieron pensando en la voz de castrati. Su interpretación sorprende por su vocalización, su técnica y el gusto con que canta, lo que hace que en la actualidad, Jaroussky sea uno de los cantantes con mayor proyección y prestigio del panorama mundial.


Para terminar nuestro recorrido veneciano, te invito a oír una pieza que ya es un clásico en este blog. En Los cuentos de Hoffmann de Offenbach, el tercer acto (o segundo en algunas versiones), transcurre en un palacio de Venecia con la siguiente indicación del compositor: "En Venecia. Galería de fiestas en un palacio junto al gran Canal. Agua practicable al fondo para las góndolas. Balaustrada, escaleras, columnas lampadarios, arañas, cojines, flores. Puertas laterales en primer término; má lejos, puertas amplias o arcadas en chaflán, que conducen a otras galerías. Los invitados de Giulietta están agrupados de pie o tendidos sobre cojines. Cuadro brillante y animado".




Puedes seguir unas deliciosas versiones en el enlace de este blog en Perspectivas y sensaciones con Offenbach y Savattini.
La versión con la que finalizamos nuestro #ViajedeOtoño a Venecia pertenece a una puesta en escena llevada a cabo en el Royal Opera House del Covent Garden en 1980 en la que Agnes Baltsa interpretaba el papel de Giulietta y Claire Powell el de Niklausse.


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