Vivimos un tiempo en los que la velocidad y la fugacidad son señas de identidad, indicadores y síntomas de distintas nociones. Nos encontramos con conceptos como el de aceleración que, en su esencia alude a la reducción de la duración y que no sólo se refiere al ahorro de tiempo en la realización de las tareas que realizamos, sino a una aceleración del cambio social en el que las normas y valores sociales se suceden con mayor rapidez, las relaciones sociales, sentimentales y laborales se aceleran y reducen en su temporalidad y duración.
Este panorama nos conduce a términos como la obsolescencia, que no solo lo debemos asociar con los objetos y productos tecnológicos, el usar y tirar, sino a todo tipo de relaciones entre la sociedad, las instituciones, sus representantes, los valores asociados a los cambios culturales, a nosotros mismos y a los demás condicionantes que nos acompañan.
En este tiempo veloz y fugaz donde el olvido es seña de identidad, en esta entrada alcanzo las 500 publicaciones del blog, unas publicaciones que cada vez tienen más alcance y difusión pese a tratar de temas que quizás no tengan tanto interés para un público amplio. La cultura, relacionada sobre todo con la literatura, la música cantada -especialmente la ópera- y la música clásica aluden a la memoria, a lo que permanece como parte de la condición humana y tiene vigencia en cualquier momento.
Te invito a celebrar las 500 publicaciones del blog con algunos textos y músicas de las primeras entradas que se publicaron. Nos acompañan obras de Bertolt Brecht, Amos Oz, Amalia Bautista, Haydn, Bellini y Verdi. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!
Esta perennidad de la cultura que cuando habla de valores humanos siempre tiene vigencia me sirve para acompañarte en esta publicación que celebras las 500 entradas. Los textos y músicas están sacados de las publicaciones de los primeros meses del blog.
Sin más preámbulos, el primero de los textos que te acompañan pertenece a Bertolt Brecht, uno de los grandes personajes de la parte central del siglo XX que puso sus cualidades a trabajar en producciones relacionadas con el teatro y algunas obras musicales para la escena, algunas de ellas en colaboración con Kurt Weill.
El texto que te acompaña es un canto al optimismo, a la mirada sana que nos hace levantarnos cada mañana cargados de buenas intenciones y positividad. Un texto que bien puede inspirarte para hacer un listado personalizado que te sirva de guía.
La primera publicación del blog tuvo una música que también representa un inicio, podríamos decir EL inicio, la creación. Joseph Haydn había oído en su estancia en Inglaterra dos obras que le sobrecogieron: El Mesías y, sobre todo, Israel en Egipto, con sus impresionantes coros, ambas de Händel.
Después de recibir un libreto de uno de los colaboradores de Händel en el que se mezclaban pasajes del Génesis y el libro de los Salmos con poemas de El paraíso perdido de Milton, un Haydn ya consagrado creó una obra que era una especie de declaración de fe optimista y alegre en la que mostraba la capacidad de la música para inspirar y elevar al oyente.
La música que te acompaña es, como no podía ser de otra forma en el inicio de un blog de este tipo, la obertura de Die Schöpfung (La Creación). Tras un unísono orquestal, Haydn muestra los espacios vacíos con disonancias que chocaban con la música del clasicismo: temas fragmentados, acordes disonantes, retardos en las cuerdas, sorprendentes adornos instrumentales surgen y se mezclan superponiéndose y chocando entre ellos confusamente para representar el caos primigenio del que, poco a poco, va surgiendo la creación que se mostrará más adelante en los seis días que forman las tres partes de esta gran obra.
La grabación, que se nos puede antojar casi de aquel momento primitivo, corresponde a una interpretación que se llevó a cabo por la Vienna Philharmonic Orchestra y Vienna State Opera Chorus realizada en el lejano 1990 bajo la dirección de Riccardo Mutti.
En su libro A tale of love and darkness (Una historia de amor y oscuridad) nos muestra su incondicional amor a los libros, una pasión que muchos tenemos y no queremos cambiar.
En esas primeras publicaciones aparecía una de las piezas más maravillosas del repertorio operístico, pese a no ser muy conocida por el público en general. Se trata de una pieza difícil de catalogar de I Puritani (Los Puritanos), la última obra compuesta por Vincenzo Bellini antes de su prematura muerte. Se trata de una suerte de aria de tenor para Arturo en la que forma un dúo con Elvira en el que se incluyen el barítono Giorgio y el bajo Valton y la participación del coro.
La interpretación está a cargo del tenor peruano Juan Diego Flórez en el rol de Arturo, que le exige en esta interpretación un fraseo amplio y un Do de pecho en la frase Se rammento il mio tormento. Está magníficamente acompañado por la soprano georgiana Nino Machaidze en una representación que se llevó a cabo en el Teatro Comunale de Bolonia en 2008.
Se trata de A te, o cara (A ti, querida) de la quinta escena del Acto I de I Puritani, una de esas piezas que no necesitan de un gran movimiento escénico, ya que la música hace que el oyente la convierta en un momento delicado, mágico e inolvidable.
El tercer texto pertenece a una poeta contemporánea que aún está en activo. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, trabaja en el departamento de Comunicación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Compagina esta labor con la publicación de diversos libros como Cárcel de Amor, La mujer de Lot y otros poemas, Cuéntamelo otra vez con el que se alzó con el Premio de la Crítica en 1999, La cas de la niebla (antología de 1985 a 2001), Hilos de Seda, Estoy ausente o Luz del mediodía, entre otros muchos.
Perteneciente a Estoy ausente, Mis mejores deseos es también un conjunto de anhelos que buscan, no el camino corto, feliz e inmediato, sino el que nos lleve / te lleve a alcanzar un buen sentido a la vida.
La despedida de esta publicación sobre las 500 entradas del blog es una de las piezas más reconocidas del repertorio de ópera, sin duda uno de los coros más celebrados que han sido escuchado incluso por los que no son aficionados a este arte.
El primer gran éxito de Giuseppe Verdi fue la ópera Nabucco, una obra que lo encumbró a la fama en toda Italia en unos momentos críticos de su vida y que contribuyó a que llegara a convertirse en el mayor compositor de ópera de su país.
Sin más explicaciones sobre este coro que ha aparecido varias veces en el blog, te invito a disfrutar con una versión legendaria del Va pensiero de Nabucco en una representación del Metropolitan Opera House de Nueva York celebrada en 2002. El magnífico decorado que recuerda los relieves mesopotámicos y la concentración de los componentes del coro muestran una interpretación difícil de olvidar que finaliza con algo inusual en este escenario, un bis.
Gracias por tus visitas más o menos asiduas al blog, que me animan a seguir publicando.
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- Bautista, Amalia. Estoy ausente, Editorial Pre-Textos (2004). ISNB: 978848191603X.
- Oz, Amos. Una historia de amor y oscuridad, traducción de Raquel García Lozano, Editorial Siruela. ISBN: 9788416280391.